sábado, 29 de julio de 2017

Hay amistades que son de mucha bendición

Hay amistades que son de mucha bendición, y amistades que solo traen perjuicios. Hay buenos y malos amigos. Cada uno escoge la clase de amigos que desea tener, y se espera que el mejor amigo sea una persona honesta, leal, bondadosa y servicial, que bendiga y edifique. 


¿Pero, por qué muchos tienen malos amigos y disfrutan con ellos? La respuesta es simple: Uno tiene malos amigos porque es tan malo como ellos. Como dice el refrán: "Dime con quien andas y te diré quién eres" Los chismosos andan con chismosos, así como los drogadictos andan con drogadictos, etc.
     
“Aves de un mismo plumaje vuelan juntas” Dime quiénes son tus amigos y te diré la clase de persona que eres. Hay padres que dicen: “No sabemos qué hacer para que nuestro hijo deje a sus malos amigos” Es que no podrá dejarlos porque él es tan malo como sus amigos, por eso se junta con ellos. 

Así como usted no verá jamás a un águila volando con un buitre, tampoco verá que el mejor amigo de un cristiano sea alguien que no obedece a Dios ni le sirve.

“Yo no convivo con los mentirosos, ni me junto con los hipócritas; aborrezco la compañía de los malvados; no cultivo la amistad de los perversos”. Sal.26:4-5.   

En relación a la amistad hay dos clases de personas. Los que quieren tener amigos, y los que quieren ser amigos. La diferencia está en que los primeros buscan aceptación y para lograrlo se dejan influenciar pasivamente, ya sea por una persona o un grupo; mientras que los segundos desean ser amigos para tener influencia sobre una persona o grupo de personas.

El incrédulo quiere tener amigos para pecar con ellos y disfrutar sin sentimientos de culpa. Pero el cristiano es amigo de Dios y por lo tanto quiere ser amigo de los pecadores para influenciar en ellos con el poder del evangelio y llevarlos a Cristo.

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