Muchos milagros hizo Jesús en Cafarnaún, expulsó espíritus malignos y curó enfermos de toda clase, pero de entre ellos, resalta un hecho que tocó hondamente su corazón y es la fe y la actitud humilde de un Centurión, que tenia en su casa a un criado enfermo de parálisis, pide a Jesús que lo sane y Él le dice, voy a tu casa, pero la respuesta del Centurión conmueve a Jesús, "Señor, no soy digno de que entres en mi casa, basta que lo digas y mi criado sanará" y Jesús le concedió su pedido.
Es evidente que la fe y la humildad, son las claves mas certeras para llegar al corazón de Dios, para lograrlos bastan la entrega a la oración, al diálogo permanente con Dios. La fe se acrecienta en la oración y la humildad lo eleva a los altares divinos. Procuremos siempre imitar las virtudes del Centurion, para acercarnos más al corazón de Dios. Feliz y bendecido día. Del Evangelio. Mateo 8, 5-17.
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