jueves, 2 de noviembre de 2023

Del santo Evangelio según san Mateo 25, 31-46

 Conmemoración Litúrgica de todos los fieles difuntos.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme'. Los justos le contestarán entonces: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?' Y el rey les dirá: 'Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron'.
Entonces dirá también a los de la izquierda: 'Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron'.
Entonces ellos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?' Y él les replicará: 'Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo'. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".
Palabra del Señor.
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Meditación
Hoy es un día para poner la mirada en el pasado y recordar a aquellos que saciaron el hambre de la esperanza, a los que apagaron la sed de amor y que logran vestir a sus hermanos con actos desinteresados y repletos de amor.
¡Qué luchas tuvieron que superar los "fieles difuntos"! ¿Fieles?¿Por qué? No pensemos que fueron perfectos e inmaculados, sino que supieron levantarse en la caída confiando en la eterna misericordia de Dios, y una vez recuperada la fidelidad, la supieron guardar como un tesoro llevado en vasijas de barro.
¿Difuntos? Claro, han dejado este mundo; pero, atención, no muertos, dado que ahora tienen más vida que cualquiera de nosotros. ¿Por qué? Porque ahora gozan de la fuente de la vida, ellos están en una eterna contemplación del autor del amor, del gozo y de la felicidad.
Quién no tiene a quien recordar: un abuelo, un amigo, un hijo… Traigamos a la memoria estos buenos ejemplos y demos gracias. Sobre todo, ahora y en este lugar, esforcémonos por imitar su buen ejemplo, su bendito ejemplo.
Finalmente, pidamos por aquellos que se disputan este hermoso título: "Fieles difuntos". Y que algún día más de alguno diga con san Pablo: "He combatido el buen combate, he concluido carrera, he conservado la fe". (2 Timoteo, 4-7)
Volvemos hoy a casa con esta doble memoria: la memoria del pasado, de nuestros seres queridos que se han marchado; y la memoria del futuro, del camino que nosotros recorreremos. Con la certeza, la seguridad; con esa certeza que salió de los labios de Jesús: "Yo le resucitaré el último día".
Amén

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