jueves, 3 de febrero de 2022

Del santo Evangelio según san Marcos 6, 7-13

 Jueves 3 de febrero..

Fiesta de San Blas...
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.
Y les dijo: «Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos». Los discípulos se fueron a predicar la conversión. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
*Palabra del Señor.
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MEDITACIÓN
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Sólo bastón y sandalias. Nada de pan, ni dinero, ni alforja ni otra túnica. ¡Curiosas indicaciones! A lo mejor me podría detener a meditar en estos consejos que das a los discípulos que envías a la predicación del Reino. Yo también pertenezco a tu Reino y por ello estos consejos son también para mí.
El bastón no es sólo para apoyarse en los largos trayectos que les esperan a tus discípulos. El bastón es también señal de autoridad y mandato. Lo recomiendas porque el bastón puede ser la señal externa para que reconozcan a los tuyos como embajadores enviados de parte tuya. Esto me recuerda una actitud importante del anunciador del Reino: conciencia de ser enviado.
Las sandalias parecen un elemento importante para todo caminante. No se puede ir descalzo. Recomiendas las sandalias porque ellas permiten caminar con facilidad, sin lastimarse y con más rapidez. Detrás del consejo de las sandalias puede ser que me estés recomendando la virtud del celo apostólico, esa pasión que me lleve a ir siempre por nuevos caminos, a caminar sin descanso, a no dejar de anunciar tu Reino. Sandalias para la perseverancia en la evangelización.
Los otros elementos son aquellos que me pides no llevar: ni pan, ni dinero, ni alforja, ni túnica de cambio. Detrás de ello se esconden mis más profundas necesidades personales, y por ello, son mis seguridades más inmediatas. La enseñanza que me quieres dar con ello es que confíe, que me abandone en tus manos y me deje guiar, proteger, alimentar, cubrir por tu providencia que no abandona a lo que se prestan como colaboradores tuyos.
Que estos consejos que me das hoy me ayuden a ser un mejor discípulo de tu Reino y me capaciten para llevar tu amor allí donde más se necesite.
A
M
É
N

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