Ganar el cielo es una meta dificil, pero no imposible, porque está al alcance de todos, basta cumplir lo que el Señor nos pide. Dios engrandece al hombre en la medida de su fe y entrega. Cuanto más se humille y ponga en práctica sus palabras, más cerca de su corazón estará. Para ser considerado digno a los ojos de Dios, lo importante es servir y no ser servido, no pretender ser el primero, sino el último. Dios ama, valora y admira la fe, la humildad y la entrega del hombre. Pidamos a Él nos conceda la gracia de ser dignos de pertenecer a su familia y ser un fiel servidor de su reino.
Feliz y bendecido día.
Del Evangelio. Mateo 20, 17-28.