¿Cómo es que, cuando tienen un pleito entre ustedes, llevan el asunto a un tribunal no cristiano, en lugar de resolverlo entre creyentes?
Es una conmemoración para los creyentes en Jesús, el hijo de Dios, cuyas celebraciones son en su mayoría católicas, pero los seguidores de la fe cristiana también contemplan estas fechas como el recuerdo de poder acceder a la vida eterna.
La vida de Jesús, el hijo de Dios y para creyentes de otras religiones, un profeta similar a Isaías, Elías o Jeremías, según los relatos de la Biblia, marcó un momento histórico a tal punto de hablar de épocas de antes y después de Cristo. (AC – DC).
Su paso por la tierra inicia con su nacimiento conmemorado en la navidad y de ahí en adelante, los relatos nos llevan por la vida de un niño que a los 12 años estaba hablando con los grandes sacerdotes sobre las Escrituras y estudiando acerca de ellas, mientras María y José lo buscaban desesperadamente al no saber en dónde se encontraba
No se tienen más referencias de Jesús en su adolescencia y juventud. Historiadores suponen que habría ejercido las labores de carpintería de José,
Martes 27..
En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo».
Jesús les contestó: «El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que las siembra es el diablo; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.
Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederán al fin del mundo:
Martes 16 de marzo.
En un día de fiesta para los judíos, cuando Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina llamada Betesdá, en hebreo, con cinco pórticos, bajo las cuales yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban la agitación del agua. Porque el ángel del Señor descendía de vez en cuando a la piscina, agitaba el agua y, el primero que entraba en la piscina, después de que el agua se agitaba, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera. Entre ellos estaba un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Al verlo ahí tendido, y sabiendo que llevaba mucho tiempo en tal estado, Jesús le dijo: