En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles. Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y Él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: "¡Tú eres el Hijo de Dios!" Pero él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que él era el Mesías. Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: "También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado". Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea. Palabra del Señor.

Meditación
Ante los milagros que llaman la atención, que son transmitidos en televisión; ante aquellos que sólo tú sabes, que consideras detalles de Dios simplemente…¡déjate sorprender!
Hay que dejarnos sorprender por aquellos regalos que consideramos ya como aspectos cotidianos; la amistad, la familia, la vida misma. Sin olvidar también aquellos aspectos misteriosos que no llegamos a entender, aquellos que incluso nos hacen dudar si Dios verdaderamente está…