Rm 13,8-10/Lc 14,25-33
Jesús iba de camino acompañado por mucha gente. En esto se volvió y dijo: “Si alguno no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Si alguno de vosotros quiere construir una torre, ¿acaso no se sentará primero a calcular los gastos y ver si tiene dinero para terminarla? No sea que, una vez puestos los cimientos, si no puede terminarla, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: ‘Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar’. O si un rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿no se sentará primero a calcular si con diez mil soldados podrá hacer frente a quien va a atacarle con veinte mil? Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos le enviará mensajeros a pedirle la paz. Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que tiene no puede ser mi discípulo”.
*Palabras del Señor ❤*
COMENTARIO
Seamos inteligentes, sopesemos bien nuestras opciones, igual que quien quiere construir una torre o emprender una batalla. ¿Qué hay en mi vida más importante que seguir la voluntad de Dios? Padre, madre, esposa, hijos… hasta uno mismo, todo viene de Él y depende de Él. ¿Por qué nuestro empeño en dejarle al margen? El seguimiento de Cristo, con nuestras propias cruces, no es una opción más. Está en juego la plenitud de nuestra vida ahora y la vida eterna. Negarse a ello está en el origen de la desesperanza, de la tristeza, de la falta de ideales y de motivación, de muchos de los males que sufrimos hoy. Ver con claridad esta verdad nos ayuda a poner nuestra esperanza sólo en el Único que, de verdad, puede y quiere salvarnos.
*Oración ❤*
Señor, quiero amarte siempre sobre todas las cosas, con tu ayuda podré alcanzar mi meta..Amén
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