jueves, 18 de febrero de 2021

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 22-25❤️

 Jueves 18 de febrero..


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día».

Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: «Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ese la encontrará. En efecto,

¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?».


Palabra del Señor.❤️


Meditación 👍❤️

En este pasaje me presentas los padecimientos que sabías iban a venir en los días de tu pasión. El dolor y el sufrimiento son elementos que quisiste tomar cuando te hiciste hombre por mí. Siendo Dios pudiste haber elegido una vida tranquila, cómoda, sin dolores, sin traiciones, sin sufrimientos, sin preocupaciones. Una vida de algodón. Sin embargo, quisiste compartir conmigo la realidad en la que me encuentro a diario. Una vida de cruz.

¿Qué hombre hay que no sufra? ¿Qué ser humano se encuentra libre de toda preocupación, dolor, traición, engaño, enfermedad o miseria? Ninguno. Tú, quisiste por ello dar sentido y valor a esta dimensión que llevo conmigo. Tú sabías bien lo que te esperaba en pocos días, pudiste huir y evitarlo. Pero no. Lo acogiste, lo enfrentaste, lo padeciste. Y todo ello, por amor a mí.

Permíteme, Señor, contemplar tu dolor y tu sufrimiento, permíteme contemplar tu amor porque en Ti encuentro el modelo a mi actuar. Desde que aceptaste esta realidad humana no hay hombre que no se pueda sentir identificado contigo. Tú, Jesús, padeciste la traición de los amigos, el abandono de los cercanos, la injuria, la difamación, la ira, la violencia, la debilidad, el cansancio, la sed, la desnudez, para con ello pagar mi entrada en el cielo y demostrarme que Tú, mi Dios, me conoces, me comprendes, me entiendes, me amas.

Dime, Señor, qué encontraste en el sufrimiento y la cruz que no huiste de ella aunque pudiste hacerlo. Dime qué se oculta en esa cruda realidad que la aceptaste con amor y paciencia. Enséñame los frutos del dolor, del sufrimiento en mi vida. Porque ellos no son algo vano desde que Tú los aceptaste.

Dame la gracia, Señor, de unir mi cruz a la tuya y no padecer sólo los males de esta vida. Sino siempre tener la confianza que caminas a mi lado, sufres conmigo, lloras conmigo y me sostienes con tu amor para llegar así a la gloria de la resurrección.

Feliz jueves fantástico

No hay comentarios:

Publicar un comentario