Meditación
Me llama la atención en este pasaje donde Tú vienes anunciando tu próxima pasión y los discípulos vienen discutiendo sobre quién es el más importante. Les hablabas de lo íntimo de tu corazón y ellos no conseguían entender, quizá porque habían visto tu gloria en el tabor o se deslumbraban ante tus milagros. ¿Será que yo también evado tu voz cuando me hablas de la cruz? ¿Cómo acojo yo tu palabra cuando no coincide con mis planes?
Tú sales al paso de sus miedos y dudas. Pasas por alto su incomprensión y les formas con paciencia. Me pregunto: ¿sé confiarte mis miedos y dudas cuando no entiendo lo que permites en mi vida? ¿Creo en los momentos de duda y actúo a pesar del miedo?
Los discípulos querían ser los primeros en todo, buscaban un lugar de privilegio y ser tenidos en cuenta más que los demás. Es una tendencia muy humana que ha logrado entrar en mí también. El deseo de figurar, de lucir, de ser tenido en cuenta, de ser honrado…se disfraza y me nubla mis buenos propósitos de servir a todos.
Cuando me pones el paradigma de ser el último para ser el primero y de servir para reinar, entiendo el secreto de la grandeza y me pongo en camino para tomarme en serio la virtud del servicio para ser agradable al Padre. Dame tu gracia.
Amén
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