martes, 25 de julio de 2023

Del santo Evangelio según san Mateo 20, 20-28 ❤️

 En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?” Ella respondió: “Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino”. Pero Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?”. Ellos contestaron: “Sí podemos”. Y él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado”.

Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos”.
Palabra del Señor.
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Meditación
A todos nos gusta el poder, el ser reconocidos como los más importantes cuando se trata de ser elegidos entre los mejores. En este evangelio es la madre de Santiago y Juan quien se acerca a Jesús para pedirle que sus hijos se sienten a su derecha y a su izquierda en su Reino. El deseo de una madre para sus hijos no podría ser mejor. Ante el dueño de la mayor empresa de este mundo no duda en pedirle los mejores puestos para sus hijos.
Jesucristo se da cuenta de sus intenciones y se adelanta a preguntarle «¿Qué quieres?». La madre hace su petición y Jesús responde con la frase «No saben lo que piden». Esta frase le debió de haber dolido a Jesús en lo más íntimo. “¡Tanto tiempo llevaba ya con ellos y ellos seguían esperando a un mesías mundano! ¡No habían entendido todavía el Sermón de las Bienaventuranzas y las predicaciones acerca del Reino de Dios!” No habían comprendido que «el que quiera ser grande, que se haga servidor; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo».
La fe en Jesús es algo que se debe llevar y reflejar en la vida. No podemos sólo esperar a que nos salve por habérselo pedido. Cada día tenemos que luchar por conocer a Jesús y por reconocerlo como Dios. Un Dios que le gusta estar entre los humildes y entre lo que se confían a su Providencia.
Amén

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