miércoles, 5 de mayo de 2021

Del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8❤️

 Miércoles V de Pascua

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.

Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante,

porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”.

Palabra del Señor❤️.


Meditación 👍🥰

¿Qué sería un cristiano sin Cristo? ¿Qué sería una rama sin árbol? Éste es el mensaje del Evangelio. Así de radical, sencillo y claro. Sólo quien está injertado en la vid recibe la vida; sólo quien está unido a Dios sacia su sed directo de la fuente.

Los frutos en las ramas, las ramas en el tronco. Así se transmite la vida dentro de una planta. La savia va empapando cada fibra; lo llena todo de nutrientes y lo anima con su energía. Así también se transmite la vida cristiana. Los frutos de santidad provienen de la gracia que corre en nosotros. Más aún; la auténtica vida se encuentra sólo en Dios; lo demás está vacío, no tiene sentido, ha muerto antes de nacer. «Sin mí no podéis hacer nada». Sólo vive realmente el que vive en Cristo.

¿Cómo mantenernos unidos a Cristo? ¿De dónde proviene la savia que nos nutre? La tenemos ahí, en los sacramentos. En la confesión, que nos sana del pecado. En la Eucaristía, que nos da la fuerza para dar frutos. Tenemos la vida eterna al alcance de la mano, y sólo tenemos que permanecer en el amor de Cristo, y así brotarán los frutos de una vida plenamente dichosa.

Feliz miércoles 

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