sábado, 5 de marzo de 2022

Del santo Evangelio según san Lucas 5, 27-32

 Sábado después de Ceniza

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: «¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?». Jesús les respondió: «No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan».
*Palabra del Señor.
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Meditación
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Leví era un hombre que sabía manejar riquezas. Con algo de ingenio y con mucha dedicación había conseguido un puesto que le prometía ingresos seguros y protección del gobierno romano. No importaba que recibiera críticas y malos ojos: él sólo se encargaba de sus negocios… Hasta que pasó frente a él un hombre llamado Jesús.
Esa mirada tan penetrante, esa palabra, sólo una palabra, pero tan llena de convicción, no le dejó pensarlo dos veces. Sabía que esta oferta era única, que no podía dejar pasar la oportunidad. Pues ganaba mucho más que dinero o perlas. Ganaba algo que podía ver en el brillo de esos ojos: algo que no sabría describir, pero que era lo que estaba buscando toda su vida.
¿El precio por ese tesoro? Nacer de nuevo, dejarlo todo en el pasado y comenzar una vida en pos del Maestro. No todos los negocios de antes habían sido honestos, y Leví tendría que cambiar de hábitos. Iba a ser difícil, seguramente, abandonar todo lo que hasta entonces había apreciado. Pero no se arrepentiría de haber elegido la Perla más preciosa de todas; Jesús antes lo había elegido a él.
Muchos años más tarde, Leví –también llamado Mateo- escribió su experiencia de Cristo. En su Evangelio leemos: «El Reino de los cielos se parece también a un negociante que se dedica a buscar perlas finas; si llega a sus manos una perla de gran valor, se va, vende cuanto tiene y la compra» (Mt 13, 45-46).
Imitemos el ejemplo de Leví. Escuchemos la invitación de Cristo y sigámosle con decisión y desprendimiento. Pues la cuaresma consiste en hacer buenos negocios según el Reino de los cielos.
Feliz sábado fantástico

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