lunes, 21 de noviembre de 2022

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 1-4

En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: «Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor
Meditación
Hoy vemos en el corazón de Jesús la admiración. Podemos adentrarnos en sus sentimientos y contemplar algo realmente conmovedor. Podemos meternos en el Evangelio y contemplar la escena. Esa pobre anciana que deja todo, absolutamente todo al Señor. Imaginemos por un momento que tenemos que dar todo nuestro dinero a una persona pobre ¿Lo haríamos? Es algo muy fuerte. Puede pasar que es difícil pensar en esta situación, pero es una escena muy fuerte. Lo ha dado todo esta pobre viuda.
Y es verdad que tal vez el Señor no nos pide dar todo nuestro dinero, pero nos pide algo más. Nos pide darle nuestra vida. A la virgen María le pidió toda la vida, y su vida fue un continuo renovar ese primer «hágase». Cuando nadie los había recibido en Belén y su hijo tuvo que nacer entre la suciedad de un establo repitió ese sí. Cuando tuvo que salir en medio de la noche hacia Egipto dijo sí. Cuando vivió en la cotidianeidad de Nazaret sin ver ningún milagro repitió su sí. Cuando escuchó las críticas contra su hijo dijo sí. Y al final, al pie de la cruz, cuando su corazón estaba traspasado por la espada del dolor, al ver a su hijo, dijo sí.
Amén

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