En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Palabra del Señor.
Meditación
¡Cuánto mal hace en el mundo el exceso de confianza en uno mismo! Detrás de ello no se esconde otra cosa que la soberbia. El cristiano está llamado a poner sus esperanzas sólo en Dios. Es Él nuestra fuerza, el centro de nuestra existencia y, al mismo tiempo, quien nos empuja a salir de nosotros mismos al encuentro con el otro.
Ante ello, humildad. Es esta virtud la que nos permite no solamente dar a Dios el lugar que por derecho le corresponde,