viernes, 9 de septiembre de 2022

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 39-42

 Viernes 9 de septiembre..

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Palabra del Señor.
Meditación
¡Cuánto mal hace en el mundo el exceso de confianza en uno mismo! Detrás de ello no se esconde otra cosa que la soberbia. El cristiano está llamado a poner sus esperanzas sólo en Dios. Es Él nuestra fuerza, el centro de nuestra existencia y, al mismo tiempo, quien nos empuja a salir de nosotros mismos al encuentro con el otro.
Ante ello, humildad. Es esta virtud la que nos permite no solamente dar a Dios el lugar que por derecho le corresponde, sino también reconocer en los demás a los hijos de Dios que comparten con nosotros el camino de regreso a la casa del Padre. El hombre humilde piensa dos veces antes de indicar a su hermano lo que debe hacer. Desconfía de sí, dialoga con Dios y sólo después de ello guía a su hermano. Así se evita caer en el hoyo. Más aún, ¡así se cruza el hoyo hombro con hombro!
Por eso es por lo que antes de querer auxiliar al prójimo debe uno discernir cómo se encuentra su propia alma. No quiere decir esto desentenderse del prójimo bajo la falsa pretensión de no estar en condiciones de ayudarlo. Sí quiere decir examinar nuestra conciencia para saber si la ayuda que deseo proporcionar nace de una intención recta, de un deseo sincero de agradar a Dios.
Amén

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