martes, 28 de diciembre de 2021

Del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-18

 Los Santos Inocentes

Martes 28 de diciembre

Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su Madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su Madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado.
Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.
*Palabra del Señor.
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Meditación
🌹
San José, hoy te miro en el Evangelio y encuentro en ti un ejemplo hermoso de las características que debe tener mi vida de cristiano: *escucha atenta, obediencia pronta y vida cristocéntrica.*
Por un lado, José, me maravilla la capacidad que tienes de descubrir la voz de Dios aun en una cosa que podría parecer tan pequeña como lo es un sueño. Tú estás atento a la voz de Dios en cada momento.
¡Qué contraste con mi vida! A menudo yo le pido a Dios que me muestre su voluntad… pero le pido que sea con grandes señales, con cosas extraordinarias que no dejen lugar a la duda. Y por esperar esas cosas grandes, muchas veces no soy capaz de reconocer la voluntad de Dios en el pobre que pide limosna en la calle, en el silencio de mi oración, en aquél que se encuentra a mi lado y necesita un consejo, o solamente ser escuchado.
Tú, José, escuchas y obedeces con prontitud. No pones excusas ni quejas… ¡Ni siquiera pides más explicaciones! Obedeces, ya que confías en que Dios sabe lo que hace aunque tú no lo entiendas.
José, Tú escuchas y obedeces porque quieres defender a Jesús y a María sin importar lo costoso que sea. Tú vives para custodiarlos, vives para ellos. Para ti, Jesús lo es todo y no permites que nada ni nadie te lo quite… ¡Preferirías primero perder la vida a perder a Jesús!
¿También yo sería capaz de hacer lo mismo? Me ruboriza recordar todos mis pecados, que no son otra cosa que el haber entregado a Jesús a Herodes, es decir, a mis pasiones, a mis apetitos, a mis egoísmos. ¡Tantas veces he permitido que las tentaciones me arrebaten a Jesús!
Querido José, tú sabes que no quiero perder nunca más a Jesús de mi vida. Intercede por mí ante Jesús para que Él me conceda la gracia de imitar tu ejemplo de vida santa. Defiéndeme de todos aquellos que quieran apartarme de Jesús y María, y pídele a Dios que algún día pueda llegar a estar con ustedes en el cielo.
Feliz martes fabuloso

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