Un día Santa Catalina de Siena fue atacada por tentaciones muy violentas contra la virtud de la pureza.
Cuando finalmente la tormenta había pasado, Nuestro Señor se le apareció, y ella le dijo: "Señor, dónde estabas cuando mi corazón se llenó de pensamientos tan impuros? El Señor respondió: "Yo estaba en tu corazón".
Santa Catalina le dijo: "Si, Señor, Tú eres la verdad misma, y me inclino ante Ti, pero... ¿cómo puedo creer esto, cuando mi corazón estaba lleno de pensamientos tan detestables? Pero el Señor le respondió: "Estos pensamientos, estas tentaciones, te causaron alegría, tristeza, placer o dolor? "Y ella respondió: "Terrible dolor, terrible dolor".
Nuestro Señor le dijo: "Sabe pues, hija mía, que sufriste porque yo estaba escondido en medio de tu corazón. Si hubiera estado ausente, los pensamientos que penetraron allí te habrían dado placer y caerías en el pecado. Fue mi presencia lo que los hizo insoportable para ti. Estaba actuando en ti. Defendí tu corazón contra el enemigo. Nunca he estado más cerca de ti.
Esto indicaría que la resistencia al mal de las almas santas, se debe en parte a su conciencia de la bondad divina en su interior. Bien puede ser que las almas carentes de un sentido de Amor Divino caigan más fácilmente en el pecado porque tienen menos conocimiento de lo que perderán por ese pecado.
- ARZOBISPO FULTON
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