lunes, 8 de enero de 2024

Del santo Evangelio según san Marcos 1, 7-11

 Bautismo del Señor

En aquel tiempo, predicaba Juan: «Ya viene detrás de mí otro que es más poderoso que yo, uno a quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo».
Por esos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Al salir Jesús del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu en figura de paloma, descendía sobre él. Se oyó entonces una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias».
Palabra del Señor.
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Meditación
Treinta años en silencio… oculto…; sin decir nada. Estabas en el mundo y el mundo no se dio cuenta. Te hiciste hombre y como hombre quisiste vivir. Treinta años en los que a los ojos de los hombres, no hiciste nada impresionante. Sin embargo el Padre observaba…; contemplaba… pero también callaba; hasta que no pudo más y del cielo salió una voz diciendo: «Tú eres mi hijo amado, mi predilecto…».
Con este silencio, Jesús, me revelas que Dios me ama por el simple hecho de ser su hijo.… eso es lo único que define… es lo único que soy… soy hijo de Dios.
No es lo que hago o lo que tengo lo que me hace lo que soy… aquello se puede acabar, aquello es finito y mi corazón desea algo más, algo que no acabe, que perdure; que sea para siempre. He descubierto que ese algo, Señor, eres Tú.
Dame la gracia, Jesús, de sentirme amado de sentirme mirado por ti. Ayúdame a desechar las máscaras, los disfraces que no permiten, ni siquiera a mí, saber quién soy… Ayúdame, Señor, a sólo revestirme de tu mirada.
Amén

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