martes, 9 de noviembre de 2021

Cuando pensamos en educación, generalmente la asociamos con la educación formal de niños, adolescentes y jóvenes. Si bien ellos son los principales beneficiarios de la educación según el derecho internacional de los derechos humanos, a los adultos también se los reconoce como titulares de derechos. El derecho a la educación es como todos los derechos humanos, es universal y se aplica de todas las personas, independientemente de su edad.

Según el derecho internacional, los objetivos de la educación incluyen “el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad” y “capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad libre”. La educación de los niños no basta para alcanzar estos objetivos (ni los otros objetivos de la educación bajo el derecho internacional).

Por lo tanto, el derecho a la educación reconoce la importancia de la educación como un proceso de toda la vida. Los primeros años son fundamentales para este proceso, donde cada nivel de educación sienta las bases para la educación posterior a lo largo de toda la vida de la persona.

El aprendizaje y la educación de adultos es un componente básico del derecho a la educación y el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Comprende “todas las formas de educación y aprendizaje cuya finalidad es lograr que todos los adultos participen en sus sociedades y en el mundo del trabajo. Designa el conjunto de todos los procesos educativos, formales, no formales e informales, gracias a los cuales personas consideradas adultas por la sociedad a la que pertenecen desarrollan y enriquecen sus capacidades para la vida y el trabajo, tanto en provecho propio como en el de sus comunidades, organizaciones y sociedades.” (Recomendación sobre el aprendizaje y la educación de adultos, UNESCO [2015] párrafo 1).

Los adultos entran (o vuelven) al sistema de educación por varios motivos. Por ejemplo, para:

  • Reemplazar la enseñanza primaria o secundaria que no tuvieron o que abandonaron;
  • Adquirir habilidades básicas de educación, como la lectura, escritura y aritmética;
  • Adquirir formación y conocimientos profesionales con miras a adaptarse a las nuevas condiciones del mercado de trabajo o para cambiar de carrera o para el desarrollo profesional permanente;
  • Seguir aprendiendo como parte del desarrollo personal o por placer;
  • Participar plenamente en la vida social y en los procesos democráticos.  

Además de los beneficios conseguidos de lo arriba mencionado, la educación de adultos también ayuda a:

  • Gozar de otros derechos humanos como, por ejemplo, el derecho al trabajo, a la salud y a participar en la vida cultural y en los asuntos públicos;
  • Capacitar a los adultos económica y socialmente marginados a entender, cuestionar y transformar, mediante la conciencia crítica, los motivos de su marginación, incluido salirse ellos mismos de la pobreza;
  • Desarrollar las habilidades y los conocimientos necesarios para participar en la sociedad;
  • Facilitar la ciudadanía activa.  

El aprendizaje y la educación de adultos tiene también beneficios económicos, sociales, políticos y culturales más amplios, especialmente reconocidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (2015), que contiene varios objetivos relativos a la educación de adultos y cuenta con el compromiso de todos los Estados.

Sin embargo, a pesar de los compromisos asumidos por los Estados, se han descuidado los esfuerzos por implementar y hacer realidad el derecho a la educación de los adolescentes, los jóvenes y los adultos. Este fracaso en implementar plenamente la educación de adultos agrava la marginación histórica, porque los que más se beneficiarían de la educación de adultos son precisamente los que no recibieron una enseñanza primaria o secundaria.  

Actualmente, la educación de adultos, particularmente la educación no formal, incluidos los programas de alfabetización, suele ser el nivel de educación que más déficit acusa en su financiamiento. Son muy pocos los países que gastan el tres por ciento recomendado de su presupuesto nacional de educación en los programas de alfabetización y educación de adultos (UNESCO [2016] Reading the Past: Writing the Future). Por consiguiente, el aprendizaje y la educación de adultos generalmente no es gratis, lo cual actúa como una barrera prohibitiva del acceso a la educación de adultos o es una carga financiera para los adultos que ya son marginados y tienen que pagar para acceder a una educación que anteriormente les fuera denegada.

Un elemento fundamental del derecho a la educación es que debe ser accesible a todos, razón por la cual la enseñanza primaria y secundaria inferior son generalmente gratuitas. El mismo principio se aplica a la educación de adultos. Sin embargo, para los adultos es diferente porque, además del Estado, existen proveedores privados (que ofrecen desde clases de yoga y cocina hasta clases de computación), las compañías capacitan y entrenan a su personal, las organizaciones comunitarias crean oportunidades de aprendizaje para sus miembros y la Red ofrece toda una gama de programas de aprendizaje gratuitos (COMA) y pagados. Una responsabilidad clave de los Estados es establecer un marco legal y regulador que garantice el acceso a oportunidades de aprendizaje y educación de adultos, especialmente para personas de grupos marginados. Además, los Estados tienen obligaciones bajo el derecho internacional de los derechos humanos en lo que concierne a ciertas formas de aprendizaje y educación de adultos.

Esta página examina las distintas formas de educación de adultos y aprendizaje a lo largo de toda la vida respecto a las que el Estado tiene obligaciones legales específicas, según el derecho internacional de los derechos humanos. Entre estas formas, cabe mencionar la educación fundamental, la enseñanza básica, los programas de alfabetización de adultos, la formación técnica y profesional y la educación superior. Asimismo, estudia el derecho a la educación de las personas mayores y a la educación de adultos, según lo expresado en la Agenda de 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Para el marco normativo internacional que proporciona principios rectores para las políticas y la práctica de la educación de adultos, véase la Recomendación sobre el aprendizaje y la educación de adultos (2015) de la UNESCO y el Marco de Acción de Belém (2009) de la Sexta Conferencia Internacional de Educación de Adultos (CONFINTEA VI).

Fuente:

https://www.right-to-education.org/es/issue-page/th-mes/el-aprendizaje-y-la-educaci-n-de-adultos

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