martes, 16 de noviembre de 2021

Del santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10

 Martes 16 de noviembre..

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús, pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa».
Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: «Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido».
*Palabra del Señor.
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Meditación
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“«Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa».
Son las sencillas palabras, que le permiten a un hombre enamorado y distraído por los bienes terrenales, retomar el camino de la verdadera felicidad.
Sí, Señor, aunque a veces me cuesta aceptarlo, nada material colma mi corazón. A veces dudo si trabajo para vivir o si realmente vivo para trabajar. Mi vida se desenvuelve en una búsqueda continua de seguridades materiales, que entre más tengo más quiero.
Podría detenerme un momento y pensar… ¿Cuántas veces durante esta semana he perdido la paz por motivos materiales? (Deudas, compromisos, viajes, etc…).
He perdido la paz interior porque esa búsqueda de bienestar material y de poder me genera estrés, me roba la paz y tranquilidad del alma. Hasta cuándo, Señor, podré convencerme de que «Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en ti».
Si bien es normal preocuparse por los compromisos personales, no por ello debemos perder la paz y tratar de solucionarlo todo por nuestra propia cuenta, sin importar los medios para lograrlo.
Hay cosas que yo no puedo cambiar o que se salen de mis manos.
Hasta cuándo Jesús seguiré poniendo mi seguridad en aquello que no eres Tú. Quiero hoy, subirme a mi árbol así como Zaqueo en este rato de oración, pero por favor, Señor, no me dejes mirando de lejos, pídeme que baje. Señor, ven a hospedarte en mi corazón para que yo pueda experimentar de verdad que la salvación ha llegado a mi vida.
Amén

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