martes, 30 de noviembre de 2021

Del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22

 San Andrés Apóstol

Martes 30 de noviembre..

Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.
*Palabra del Señor.
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Meditación
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«Vio a dos hermanos» y «vio a otros dos». «VIO», este verbo aparece dos veces. Las preguntas que me surgen al ver este pasaje son: ¿qué vio Jesús? ¿Cómo es la mirada de Jesús? Al ser pescadores uno puede pensar que no hay nada valioso en ellos para transmitir el Evangelio; pero me equivoco, pues Jesús ve más allá de lo que yo veo, Él ve el corazón de los hombres. Él busca mi corazón herido para sanarlo, para llenarlo de amor. Él no se deja llevar por las apariencias externas. Dios ama sin distinción alguna. Independientemente de lo que haya hecho, Él no va a dejar de amarme un poco. Él sabe que necesito de su amor.
Dejarme mirar por Dios, para poder sentir su amor en mi vida. Que no tenga miedo de ponerme delante de Él tal como soy, con mis debilidades y cualidades. Dios me ama tal como soy. Yo soy para Dios alguien especial, por eso me mira con amor, y desea que le siga para poder instaurar su Reino en el mundo.
¿Me he dejado mirar por Dios? ¿Por qué tengo miedo de la mirada de Dios? ¿Me siento necesitado del amor de Dios? ¿Me he dejado amar por Dios? ¿Cómo es mi amor a Dios y a mis hermanos? ¿Amo sin límites?
Amén

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