jueves, 15 de junio de 2023

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.

Palabra del Señor
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Meditación
¿Qué significa ser mejor que los escribas?, ¿qué significa ser mejor que alguien?, ¿qué significa ser mejor?, ¿mejor?, ¿en qué?
¿Cómo puedo decir si soy mejor que otra persona? Jamás podré asomarme a contemplar las intenciones más profundas de los otros. Jamás podré decir, «soy mejor» o «soy peor». El corazón de una persona viene formado por muchas circunstancias en la vida. Pasa por tantas situaciones. Muchas experiencias lo hacen crecer, pero muchas otras lo vuelven temeroso, nervioso. Hay algunos que poco a poco se van tornando animosos. Y hay quienes se acobardaron. Algunos afrontan un reto tras el otro; otros que no pueden escapar de la rutina. Las razones de esto podrían ser muchísimas, pero una esencial, que jamás pasaría por alto, es la libertad.
Soy libre. Soy capaz de elegir el bien. Soy capaz de amar. Y bastaría poner la vista en los millones de personas, que en algún momento de sus vidas se encontraron en problemas sin salida. Personas que pugnaban contra fuerzas de la historia del pasado, del temor ante el futuro o de su realidad presente. Personas que se sentían incapaces de cambiar y que obscuramente estaban convencidos de ello. Miles y miles de personas que, pese a absolutamente todo, optaron por creer en su capacidad más alta.
En mi interior siempre resuena una consciencia muy en lo profundo que me dice: «eres libre», “«puedes cambiar», «puedes amar». Entonces una chispa inicia a encender un dinamismo en mi persona que, aceptado libremente, me comienza a transformar.
La verdad es la que me hace verdaderamente libre: la verdad de conocerme hijo de Dios. El pecado esclaviza pues me aleja de mi fin. Cristo me hace libre, pues me dirige hacia el amor: de dónde vengo, a dónde voy.
Amén

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