Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas”.
Palabra del Señor.

Meditación
Cada vez que rezamos el Padre Nuestro una de las cosas que pedimos al Padre amoroso es ¡Venga a nosotros tu Reino! ¡Venga tu Reino!
Esto es hacer presente el Reino de Cristo en el mundo. A esto nos invita el Evangelio de hoy. A pedir a Dios su perdón, pero también a perdonar a nuestros hermanos.
Es así como esta petición que elevamos al Padre (¡Venga tu Reino!) se convierte en misión. Es súplica y misión a la vez. Porque perdonando, Cristo reina. El rencor y la venganza son muy mundanos, muy de un plano horizontal. En cambio, el perdón y la misericordia son verticales. Son unir el cielo y la tierra. Son hacer que venga el Reino de Cristo. Son hacer que Él reine en los corazones de todos los hombres.
En este momento de oración, contemplemos la grandeza del Reino de Cristo en nuestro corazón y en nuestra vida y preguntémosle al Rey: ¿Cómo te podemos ayudar para que Tú reines en el corazón de los hombres?..
Ven a reinar primero en mi corazón, enseñándome a perdonar y a bendecir.
amén
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