viernes, 26 de abril de 2024

Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque ahora voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les haya preparado un lugar, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy”. Entonces Tomás le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”. Jesús le respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí”.
Palabra del Señor.
❤️
Meditación
Es muy fácil decir: «cálmate, no pierdas la paz» a quien se encuentra en una tribulación o problema. Pero todo cambia cuando se trata de nosotros. Sí, cuando estamos pasando por un mal momento o tenemos una necesidad grave, no escuchamos consejo alguno sobre permanecer en paz y confiados. Más bien frenéticamente buscamos solucionar nuestro problema a toda costa, incluso a veces sin importarnos utilizar medios inadecuados.
Esto se debe a que como decía santa Teresa de Jesús, «el corazón del hombre es como una veleta». Bastan un poco de cambios en nuestro mundo organizado y programado, o algún problema grave para estresarnos y perder la paz. Pero en realidad esto se debe a que nuestra supuesta «paz» está fundamentada en una confianza efímera y superflua, que tiene como base a las creaturas. En resumen, una paz fuera de Dios no puede durar mucho porque no es verdadera paz del corazón.
Sólo en Dios, sólo en Él descansa nuestra alma. Sólo en el podemos conservar la paz a pesar de toda adversidad.
Amén

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