miércoles, 28 de septiembre de 2022

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 57-62

 Miércoles 28 de septiembre

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: “Te seguiré a donde quiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”.
A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”.
Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.
Palabra del Señor.
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Meditación
«A donde quiera que vayas te seguiré»… ¿Qué pasaría en tu corazón, Señor, al escuchar estas palabras?, te detuviste en el camino. Los apóstoles contigo. ¿Qué sucedería en tu interior al mirar a aquella persona, a aquél hombre o a aquella mujer? Por cierto que Tú, Señor, le miraste a los ojos. Y entonces le dijiste a uno que «las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; mientras que el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza». Y le indicaste al otro que dejase que «los muertos entierren a sus muertos».
Tantas veces quiero seguirte, Señor, sin intentar siquiera intuir las exigencias del Evangelio. Un hombre dijo una vez que tenía miedo de pedir la cruz para su vida. Se conocía y conocía su fragilidad. Muchos santos pedían dolor para sus vidas, con tal de vivir algo por Cristo. Pero apenas hemos probado un poco de la cruz, cambia toda la visión. Seguirte es exigente.
¿Cuál sería la mirada de aquellos que te interpelaron en el camino, después de escuchar tu respuesta? No eras duro, Señor, sino sensato. El amor conlleva donación, renuncia. El anuncio del Reino no necesita tanto de instrumentos, sino de las libertades de los hombres y mujeres.
Para ganar una libertad, se necesita otra. Para que uno te conozca, se necesita otro que quiera darte a conocer. Somos humanos y los unos nos damos testimonio a los otros. Nunca sin tu gracia, Señor, pero al mismo tiempo Tú quisiste que nunca sin nosotros.
Es necesario un seguimiento pleno. Es necesaria la entrega plena de la libertad. El cristianismo verdadero implica a todo el hombre. Implica una decisión sin vuelta atrás, pues «el que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios».
Feliz la entrega de aquél que lo haga con todo su ser.
Amén

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