viernes, 24 de marzo de 2023

Del santo Evangelio según san Juan 7, 1-2. 10. 25-30

 Viernes 24 de marzo

En aquel tiempo, Jesús recorría Galilea, pues no quería andar por Judea, porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba ya la fiesta de los judíos, llamada de los Campamentos.
Cuando los parientes de Jesús habían llegado ya a Jerusalén para la fiesta, llegó también él, pero sin que la gente se diera cuenta, como incógnito. Algunos, que eran de Jerusalén, se decían: “¿No es éste al que quieren matar? Miren cómo habla libremente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que es el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde viene éste; en cambio, cuando llegue el Mesías, nadie sabrá de dónde viene”.
Jesús, por su parte, mientras enseñaba en el templo, exclamó: “Con que me conocen a mí y saben de dónde vengo… Pues bien, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado”. Trataron entonces de capturarlo, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor
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Meditación
¿Es posible conocer a Dios en nuestra mente? El hombre busca conocer la realidad, se pregunta cosas, busca respuestas. Pero, al tratarse de Dios, ¿es posible ahondar en su infinidad? Este Evangelio nos responde que las personas «conocen» a Jesús, es decir, saben de dónde vienen, qué hace, incluso algunos afirman: «Este es el Mesías». Pero otros se oponen porque —dicen— el Mesías no viene de Galilea, sino de la estirpe de David, de Belén; y así, sin saberlo, confirman precisamente la identidad de Jesús. Pero no responden la pregunta de quién es.
No obstante, Jesús exclama valientemente su identidad: «yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz, a Ése vosotros no le conocéis; yo le conozco porque procedo de Él y Él me ha enviado.» Pero aún no había llegado su hora, la hora de la cruz en donde los fariseos entonces empezarán a creer más en Él. Y aunque se esforzarán por acabar completamente con sus enseñanzas, se darán cuenta de que efectivamente Jesús era el Mesías.
Muchas veces podremos caer en la tentación de crear a un Dios a nuestra medida. Si Dios no es como yo lo pienso, como yo lo quiero, será entonces un Dios injusto, egoísta, lejano. Pero a Dios no se le puede clasificar o medir. Dios debe ser para nosotros todo. Dios busca nuestro bien, aunque no lo entendamos, y nos lo muestra con el gran ejemplo de su sufrimiento y su muerte en la cruz, por cada uno de nosotros.
Amén

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