viernes, 20 de octubre de 2023

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7

 

En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número, que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: “Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.

Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.
¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos”.
Palabra del Señor.
❤️
Meditación
Los fariseos por fuera aparentaban algo, pero por dentro eran otra cosa. Se decían justos y observaban la ley, pero en el fondo sólo buscaban sus intereses. Cristo, en el Evangelio de hoy, nos previene de una doble vida, de llamarnos cristianos sin seguirlo de verdad.
Lo contrario a la hipocresía es la coherencia de vida. Una persona coherente tiene convicciones firmes por dentro que se manifiestan en decisiones por fuera. Si realiza una buena acción, lo hace sin pensar en otros intereses o en dar una buena imagen.
Un cristiano coherente vive su fe por fuera y por dentro. Es alguien de una sola pieza y, si se considera seguidor de Cristo, lo hace con todo su corazón, en las buenas y en las malas. Ser cristiano así puede dar miedo. Es un camino exigente, y la cruz está siempre incluida. Incluso hoy en día hay muchos cristianos en la cárcel, torturados o que mueren por su fe. Creer en Cristo nunca ha sido fácil. Pero Dios vale la pena y la confianza. Él se merece un amor auténtico, valiente, en serio.
Amén

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