jueves, 30 de septiembre de 2021

Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12

 Jueves 30 de septiembre..

En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’.
Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca’. Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad”.
*Palabra del Señor.
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Meditación
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La santidad es la vocación a la que todos estamos invitados. Todos, como hijos de Dios, estamos llamados a ser santos «como nuestro Padre celestial es Santo». Al esforzarse por alcanzar la santidad, se alcanza la plenitud en la vida.
Pero este llamado tiene una característica que es el abandono total, es la confianza absoluta en Dios. El Señor quiere que todo lo que hagamos sea confiando en que Él nos ayudará, en que nada nos pasará, y si algo "malo" nos sucede, es para un bien mayor. La confianza es el paso más difícil, pero es el paso que nos libera. Estar totalmente confiados en las manos Dios es lo mejor que podemos hacer.
Esta confianza debe ser absoluta porque vamos a estar como corderos en medio de lobos (Jesús ya nos advirtió). No es un camino fácil de recorrer sin la ayuda de Dios. Nos vamos a cansar, abrumar, etc., pero nada podrá contra nosotros pues es Dios quien nos ayuda. Es en los momentos y en los tiempos más difíciles y oscuros, donde Dios está más cerca, cuando los lobos nos atacan, es cuando sentimos la protección del Buen Pastor. Él nunca se va de nuestro lado, y nunca nos dejará solos, pero lo que quiere es que confiemos totalmente en Él.
No olvidemos que la vocación a la santidad es para todos, y es un llamado al abandono total y confiado en las manos de Dios. Ésa es la mejor respuesta de nuestras vidas, vivir solamente confiados.
Feliz jueves Eucarístico

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