lunes, 18 de febrero de 2019

EVANGELIO DEL DÍA: 18 de Febrero de 2019

Gn 4,1-15.25/Mc 8,11-13
Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron alguna señal milagrosa que probara que él venía de parte de Dios. Jesús suspiró profundamente y dijo: “¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? Os aseguro que no se les dará ninguna señal”. Entonces los dejó, y volviendo a entrar en la barca se fue a la otra orilla del lago.

*Palabras del Señor*

COMENTARIO 
Los fariseos discuten con Jesús y le piden pruebas. Jesús ya ha dado muchas pruebas: ha dado la vista a ciegos, ha curado a paralíticos y leprosos, ha dado pan a multitudes… pero no les basta. No hay mayor ciego que el que no quiere ver. Jesús suspira profundamente. Es el suspiro por la cerrazón de nuestro corazón, que no acaba de fiarse de Dios y que anda haciendo con Él pactos y pidiendo siempre pruebas de que nos ama. Jesús no ha venido a hacer milagros, sino a darnos su vida. Para recibirla no hemos de esperar signos portentosos, tan sólo subir con Él a la barca y cruzar a la otra orilla.

OREMOS

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