lunes, 4 de febrero de 2019

EVANGELIO DEL DÍA: 4 de Febrero de 2019

Hb 11,32-40/Mc 5,1-20

Llegaron a la otra orilla del lago, a la tierra de Gerasa. En cuanto Jesús bajó de la barca se le acercó un hombre que tenía un espíritu impuro. Este hombre había salido de entre las tumbas, porque vivía en ellas. Nadie podía sujetarlo ni siquiera con cadenas. Pues aunque muchas veces lo habían atado de pies y manos con cadenas, siempre las había hecho pedazos, sin que nadie le pudiera dominar. Andaba de día y de noche entre las tumbas y por los cerros, gritando y golpeándose con piedras. Pero cuando vio de lejos a Jesús, echó a correr y, poniéndose de rodillas delante de él, le dijo a gritos: “¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¡Te ruego, por Dios, que no me atormentes!”. Hablaba así porque Jesús le había dicho: “¡Espíritu impuro, deja a ese hombre!”. Jesús le preguntó: “¿Cómo te llamas?”. Él contestó: “Me llamo Legión, porque somos muchos”. Y rogaba mucho a Jesús que no enviara los espíritus fuera de aquella región. Y como cerca de allí, junto al monte, se hallaba paciendo una gran piara de cerdos, los espíritus le rogaron: “Mándanos a los cerdos y déjanos entrar en ellos”. Jesús les dio permiso, y los espíritus impuros salieron del hombre y entraron en los cerdos. Éstos, que eran unos dos mil, echaron a correr pendiente abajo hasta el lago, y se ahogaron. Los que cuidaban de los cerdos salieron huyendo, y contaron en el pueblo y por los campos lo sucedido. La gente acudió a ver lo que había pasado. Y cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en su cabal juicio al endemoniado que había tenido la legión de espíritus. La gente estaba asustada, y los que habían visto lo sucedido con el endemoniado y con los cerdos, se lo contaron a los demás. Entonces comenzaron a rogar a Jesús que se fuera de aquellos lugares. Al volver Jesús a la barca, el hombre que había estado endemoniado le rogó que le dejara ir con él. Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: “Vete a tu casa, con tus parientes, y cuéntales todo lo que te ha hecho el Señor y cómo ha tenido compasión de ti”. El hombre se fue y comenzó a contar por los pueblos de Decápolis lo que Jesús había hecho por él. Y todos se quedaban admirados.
*Palabras del Señor*
COMENTARIO
Jesús ha venido a liberarnos del mal, pero nosotros tenemos que aceptar las consecuencias de este combate. Jesús libera a este hombre que llevaba tiempo esclavizado y lleno de violencia, pero al hacerlo, los cerdos de los que el pueblo se alimentaba y vivía, corrieron hacia el lago y se ahogaron. Los que lo habían visto, no se alegran con el hombre liberado, sino que se entristecen por haber perdido los cerdos. También nosotros, a veces, podemos preferir mantener nuestro estatus de vida antes de dejar que Jesús actúe para liberarnos de algún espíritu que nos tiene esclavizados. No podemos pretender que Jesús entre en nuestra vida sin cambiar nada de ella.
*Oración 🙏🏻*
Señor, cambia mi vida, para servirte de todo corazón...Amén

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