Miércoles, 15 de Noviembre de 2017
Sab 6,1-11
Lc 17,11-19
Evangelio:
En su camino a Jerusalén, pasó Jesús entre las regiones de Samaria y Galilea. Al llegar a cierta aldea le salieron al encuentro diez hombres enfermos de lepra, que desde lejos gritaban: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”. Al verlos, Jesús les dijo: “Id a presentaros a los sacerdotes”. Mientras iban, quedaron limpios de su enfermedad. Uno de ellos, al verse sanado, regresó alabando a Dios a grandes voces, y se inclinó hasta el suelo ante Jesús para darle las gracias.
Este hombre era de Samaria. Jesús dijo: “¿Acaso no son diez los que quedaron limpios de su enfermedad? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Únicamente este extranjero ha vuelto para alabar a Dios?”. Y dijo al hombre: “Levántate y vete. Por tu fe has sido sanado”.
Palabras del Señor
Reflexión
"Leyendo este evangelio se diría que el proceso de sanación de estos leprosos –que en el fondo somos todos los seres humanos– comienza con el reconocimiento de la propia enfermedad y el grito de socorro: “¡ten compasión de nosotros!”. Hay, sin embargo, algo previo a ese grito, un dato que puede pasarnos desapercibido: Jesús pasaba entre las regiones de Samaría y Galilea, es decir, Dios pasa a nuestro lado; lo esencial es reconocerlo y, admitiendo nuestra necesidad, pedirle ayuda. Curiosamente Jesús no sana en persona a estos leprosos, sino que les invita a presentarse ante los sacerdotes, lo que significa que Dios no nos invita a ir a Él sorteando este mundo, sino precisamente a encontrarnos con Él en sus mediaciones mundanas. Más curiosamente aún, lo que sana a estos enfermos no son las mediaciones propiamente dichas –los sacerdotes en este caso–, sino simplemente el hecho de acudir a ellos, es decir, el movimiento de la fe, la confianza en Su Palabra. Por último, Jesús alaba al único extranjero de los diez leprosos sanados, el único que ha regresado para agradecérselo. Se diría que la Palabra resuena mejor, con más fruto, en quienes están fuera que en los de adentro😬…"
Feliz miércoles maravilloso.
Reflexión:
La gracia que mana de Dios y que es distribuida al hombre, es inmensa, pero no todos lo valoran en su real dimensión, así pasó con los diez leprosos, solo uno reconoció el favor de Dios y volvió para darle gracias por su sanación, su fe lo ha salvado. En la actualidad vemos situaciones similares que ocurren, por ejemplo, una madre da todo por sus hijos, pero de diez solo uno lo reconoce y valora, el resto? sencillamente se olvidó y siguió su camino. El Evangelio de hoy nos invita a mirarnos interiormente, para ver en que medida somos agradecidos a Dios, por todo lo que nos da y en función a ella, qué damos también de nuestra parte para la construcción de su reino. No todos servimos para todo, pero todos servimos para algo. El Señor nos ayude a saber ser agradecidos. Feliz y bendecido día. Del Evangelio. Lucas 17, 11-19.
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