Lunes, 4 de Diciembre
Is 2,1-5
Mt 8,5-11
Evangelio:
"Al entrar en Cafarnaún, un centurión romano se le acercó para hacerle un ruego. Le dijo: “Señor, mi asistente está en casa enfermo, paralítico, sufriendo terribles dolores”. Jesús le respondió: “Iré a sanarlo”. “Señor -le contestó el centurión-, yo no merezco que entres en mi casa. Basta que des la orden y mi asistente quedará sanado. Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores, y a la vez tengo soldados bajo mi mando. Cuando a uno de ellos le digo que vaya, va; cuando a otro le digo que venga, viene; y cuando ordeno a mi criado que haga algo, lo hace”.
Al oír esto, Jesús se quedó admirado y dijo a los que le seguían: “Os aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe como este hombre. Y os digo que muchos vendrán de oriente y de occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos”."
Palabras del Señor
Comentario:
Le digo que vaya y va, le digo que venga y viene. Eso es lo que puede decir cualquier patrón acostumbrado a mandar y a que le obedezcan. También nosotros estamos llamados a ser amos o señores de nosotros mismos de forma que, si nuestro yo profundo da una orden a nuestro cuerpo o a nuestro corazón, éstos se plieguen a nuestros deseos y los secunden. Por desgracia, rara vez es así y solemos hacer la experiencia del apóstol Pablo cuando escribe: “Hago lo que no quiero” (Rm 7,19). Esta disensión o contradicción interna sucede porque estamos divididos y porque aún no somos señores de nosotros mismos. En este evangelio Jesús nos asegura que quien viva así, poniendo en orden y unificando esa casa revuelta que con frecuencia somos, ése se sentará con Él en el reino de los cielos.
Oración🙏🏼
Padre celestial en el Nombre de Jesús te pido la fuerza necesaria para cumplir siempre tu santa voluntad en mi vida...Amén🙏🏼
Feliz lunes
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