viernes, 6 de abril de 2018

Evangelio del día Viernes, 06 de Abril de 2018


Hch 4,1-12
Jn 21,1-14
Evangelio:
"Después de esto, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos, a orillas del lago de Tiberias. Sucedió de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, al que llamaban el Gemelo, Natanael, que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos de Jesús. Simón Pedro les dijo: “Me voy a pescar”. Ellos contestaron: “Nosotros también vamos contigo”. Fueron, pues, y subieron a una barca; pero aquella noche no pescaron nada. Cuando comenzaba a amanecer, Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no sabían que fuera él. Jesús les preguntó: “Muchachos, ¿no habéis pescado nada?”. “Nada” -le contestaron. Jesús les dijo: “Echad la red a la derecha de la barca y pescaréis”. Así lo hicieron, y luego no podían sacar la red por los muchos peces que habían cogido. Entonces aquel discípulo a quien Jesús quería mucho le dijo a Pedro: “¡Es el Señor!” Apenas oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se lanzó al agua. Los otros discípulos llegaron a la playa con la barca, arrastrando la red llena de peces, pues estaban a cien metros escasos de la orilla. Al bajar a tierra encontraron un fuego encendido, con un pez encima, y pan. Jesús les dijo: “Traed algunos peces de los que acabáis de sacar”. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: “Venid a comer”. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó en sus manos el pan y se lo dio; y lo mismo hizo con el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado."
*Palabras del Señor*
Comentario:
Cuando Jesús llamó a los apóstoles, algunos eran pescadores, que dejaron las redes. Esas redes significaban mucho, pero las habían dejado por el Reino. Sin embargo, después de la muerte de Jesús, volvieron a tomarlas. Aunque sabían que Jesús había resucitado, no terminaban de entregarse al vértigo de esa vida nueva, no vivían la presencia del Resucitado. Al echar las redes ni siquiera lo invocaron, y cuando Jesús llegó no lo reconocieron. Hoy nos puede suceder lo mismo. Hemos conocido a Jesús, hemos vivido su amor en nuestras vidas, pero cuando el tiempo pasa nos cuesta mucho creer sin ver, vivir de lo invisible, y poco a poco empezamos a apoyarnos en otras cosas que habíamos dejado. Pero él está, vuelve a llamar, nos invita siempre a comenzar de nuevo. Y nos ofrece pesca abundante.
Feliz viernes fantástico

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