La manifestación del Señor a los discípulos de Emaus, tuvo la intención de, primero: borrar la tristeza y desilución que llevaban dentro por la muerte de su Maestro, segundo: hacerles comprender las escrituras, de que el Mesías debía de padecer mucho y entrára así a su gloria y tercero: el signo Sagrado que dejó, cuando partió el pan y lo bendijo, significando la Eucaristía, el cuerpo de Jesús, como alimento principal de todo cristiano. Atras queden las tristezas y lagrimas por los golpes de la vida, Cristo Jesús, el Mesias, el Maestro, ha resucitado venciendo a la muerte para darnos vida y vida en abundancia, abriendo nuestro corazón a la fe, al amor y la esperanza. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Feliz y bendecido día.
Del Evangelio. Lucas 24, 13-35.
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