sábado, 29 de julio de 2017

El propósito de las aflicciones

El propósito de las aflicciones
“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”. Hebreos 12:3
Hebreos 12:1-14
Las aflicciones que provienen de Dios tienen un propósito. En cuanto a mí, sé Señor que tus caminos no son mis caminos y que tus pensamientos no son mis pensamientos, porque muchas veces no entiendo que para vivir hay que morir, que para subir hay que bajar, que para ser exaltado debo ser humillado, que para ser fuerte debo ser débil y como no lo entiendo me llevas al crisol de las pruebas para tratar ahí con mis quejas, mis rebeldías, mis murmuraciones, mi orgullo y mi soberbia. Señor descanso en ti, tú sabes cuánto fuego, sabes cuánta agua, eres el herrero de mi alma. Sé que Dios “conoce mi camino, me probará y saldré como oro” (Job 23:10).
Entiendo que en ocasiones cuando me he descarriado Tú has permitido que sea humillado (Salmos 119:67). Creo que lo que dice tu Palabra es verdad “que esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2ª Corintios 4:17). Que “es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”. (Hebreos 12:11)
Se espera de nosotros que no desmayemos, (2ª de Corintios 4:1) que “aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueve de día en día”, (2ª Corintios 4:16) que “no menospreciemos la disciplina del Señor, ni desmayemos cuando somos reprendido por Él” (Hebreos 12:5), que mantengamos la paciencia, que sirvamos a Dios por amor de su nombre (Apocalipsis 2:3), La Biblia nos exhorta a tomarnos de la gracia de nuestro Dios y a descansar en su poder (2ª Corintios 12:9-10), sólo así podremos descansar en que lo que sufrimos tiene efectivamente un propósito y que aunque no lo entendamos ahora lo entenderemos después… Cuando estemos en la presencia de nuestro Dios. –
“De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien”. 1ª de Pedro 4:19

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