Los milagros de Jesús siempre se produjeron por fe, como el caso de la mujer, que sufría de hemorragias desde hacía mucho tiempo, se acercó a Él, tocó su manto y sanó. Estos acontecimientos tocan el corazón y nos abren a la esperanza, especialmente a los que están en situación de enfermedad, sufriendo y viviendo en la aflicción constante, mas aun, por la incertidumbre de no conocer la gravedad de la enfermedad que padece.
Cristo siempre pasa en nuestra vida y como la mujer que señala el Evangelio, nos dará también, en su momento, la oportunidad de sanación, basta que tengamos fe y con paciencia esperemos. Dios no sólo sanará nuestras heridas, sino que nos dará su amor y la soñada paz que anhelamos. Feliz y bendecido día. Del Evangelio. Mateo 9, 18-26.
Cristo siempre pasa en nuestra vida y como la mujer que señala el Evangelio, nos dará también, en su momento, la oportunidad de sanación, basta que tengamos fe y con paciencia esperemos. Dios no sólo sanará nuestras heridas, sino que nos dará su amor y la soñada paz que anhelamos. Feliz y bendecido día. Del Evangelio. Mateo 9, 18-26.
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