La buena semilla sembrada dará frutos buenos a su tiempo. Lo importante es sembrar la palabra de Dios en los corazones humanos, donde quiera que estemos y aunque haya cizañas que pretendan ahogarla; igualmente la semilla brotará, crecerá y dará frutos buenos. Finalmente cuando llegue el momento de la cosecha, el Señor, a través de sus ángeles, apartará la cizaña, (los malvados) y los destinará al fuego eterno. Dios necesita de buenos sembradores, que con gran fe, se alisten al trabajo, a la noble tarea de sembrar su palabra, hay muchas tierras buenas y fértiles en el mundo para sembrar, personas, que necesitan de Dios y pueden unirse a la causa cristiana. El Señor nos ayude a ser sembradores dignos. Feliz y bendecido día. Del Evangelio. Mateo 13, 36-43.
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