Lecturas del Jueves de la 19ª semana del Tiempo Ordinario
Lectura del libro de Josué (3,7-10a.11.13-17):
En aquellos días, el Señor dijo a Josué: «Hoy
empezaré a engrandecerte ante todo Israel, para que vean que estoy contigo como estuve con Moisés.
Tú ordena a los sacerdotes portadores del arca de la alianza que cuando lleguen a la orilla se detengan
en el Jordán.» Josué dijo a los israelitas: «Acercaos aquí a escuchar las palabras del Señor, vuestro
Dios.
Así conoceréis que un Dios vivo está en medio de vosotros, y que va a expulsar ante vosotros a
los cananeos. Mirad, el arca de la alianza del Dueño de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de
vosotros. Y cuando los pies de los sacerdotes que llevan el arca de la alianza del Dueño de toda la
tierra pisen el Jordán, la corriente del Jordán se cortará: el agua que viene de arriba se detendrá
formando un embalse.» Cuando la gente levantó el campamento para pasar el Jordán, los sacerdotes
que llevaban el arca de la alianza caminaron delante de la gente. Y, al llegar al Jordán, en cuanto
mojaron los pies en el agua –el Jordán va hasta los bordes todo el tiempo de la siega–, el agua que
venía de arriba se detuvo, creció formando un embalse que llegaba muy lejos, hasta Adam, un pueblo
cerca de Sartán, y el agua que bajaba al mar del desierto, al mar Muerto, se cortó del todo. La gente
pasó frente a Jericó. Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza del Señor estaban quietos en el
cauce seco, firmes en medio del Jordán, mientras Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que
acabaron de pasar todos Palabra de Dios
Sal 113A,1-2.3-4.5-6/.
Aleluya Cuando Israel salió de Egipto, los hijos de Jacob de un pueblo
balbuciente, Judá fue su santuario, Israel fue su dominio. R/. El mar, al verlos, huyó, el Jordán se
echó atrás; los montes saltaron como carneros; las colinas, como corderos. R/. ¿Qué te pasa, mar,
que huyes, a ti, Jordán, que te echas atrás? ¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros; colinas,
que saltáis como corderos? R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21–19,1):
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y
preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta
siete veces?» Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a
propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus
empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con
qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que
pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo
pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero,
al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo,
lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba,
diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta
que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle
a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella
deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero,
como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda
la deuda. Lo mismo hará con vosotros m¡ Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su
hermano.» Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro
lado del Jordán. Palabra del Señor
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