jueves, 7 de septiembre de 2017

En una ocasión se encontraba Jesús a orillas del lago de Genesaret...( Lucasc 5,1-11)

Jueves, 7 de Septiembre 
Col 1,9-14
Lc 5,1-11
Evangelio:
"En una ocasión se encontraba Jesús a orillas del lago de Genesaret, y se sentía apretujado por la multitud que quería oír el mensaje de Dios. Vio Jesús dos barcas en la playa. Estaban vacías, porque los pescadores habían bajado de ellas a lavar sus redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca y comenzó a enseñar a la gente. Cuando terminó de hablar dijo a Simón:
“Lleva la barca lago adentro, y echad allí vuestras redes, para pescar”. Simón le contestó: “Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, puesto que tú lo mandas, echaré las redes”. Cuando lo hicieron, recogieron tal cantidad de peces que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros de la otra barca🛶, para que fueran a ayudarlos. Ellos fueron, y llenaron tanto las dos barcas que les faltaba poco para hundirse. Al ver esto, Simón Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo: “¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!”. Porque Simón y todos los demás estaban asustados por aquella gran pesca que habían hecho. También lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: “No tengas miedo. Desde ahora vas a pescar hombres”. Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús."


Palabras del Señor

Meditamo

Al igual que para pescar hay que ir mar adentro –conforme Jesús indica a Pedro que haga–, para percibir los regalos que Dios quiere hacernos también hay que ir a los “adentros” del corazón y de la conciencia. Los discípulos obedecen y acuden allí donde poco antes no han pescado nada. Donde parece que no hay nada, en nuestro interior, ahí es precisamente donde hay que acudir en la oración silenciosa: en nuestra más honda esterilidad es donde nos espera la mayor de las sobreabundancias, esa “pesca” cuantiosa de la que habla el evangelio. Pero hemos de fiarnos y volver a frecuentar una y otra vez ese territorio que nos parece tan vacío. Amen

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