La fe es el requisito principal para que el Señor obre sus milagros. Así pasó con el funcionario real, por su fe Jesús sanó a su hijo que estaba enfermo sin siquiera ir a verlo. El que cree en Dios encuentra siempre misericordia, amor, perdón y sobre todo la soñada y bendita salvación. La fe impulsa al bien y a aceptar a Dios en nuestra vida como único Señor, permitiendo, sea Él su único dueño y principal artífice de nuestro obrar Cristiano. Tener a Dios en el corazón purifica el alma y ya nada falta en la vida, porque Él es todo lo que necesitamos.
Feliz y bendecido día.
Del Evangelio. Juan 4, 43-54.
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