Tener todo en la vida y aun en esa abundancia ser mezquino para con el hermano, es cerrar los ojos a su realidad de necesidad. En el Evangelio de hoy vemos que esa actitud conlleva un castigo, el abismo del fuego eterno, que se gana por ser egoísta y mezquino. Ignorar la necesidad del pobre, es no sólo dar la espalda a Dios, sino también perder la oportunidad de salvación que Él nos concede. Cerremos sí los ojos al mal, al pecado que destruye y nos destina el alma al fuego eterno, pero no al que clama el pan. Dar para recibir es la clave.
El Señor nos ayude a dimensionar el valor inmenso de la actitud compasiva hacia el mas pobre y dejar de lado la mezquindad. "Dad y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro seno, porque con la misma medida que midiereis os será vuelto a medir". (Lucas 6, 38).
Feliz y bendecido día.
Del Evangelio. Lucas 16, 19-31.
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