lunes, 30 de octubre de 2017

Evangelio del dia Lunes, 30 de Octubre (Un sábado se puso Jesús a enseñar en una sinagoga...Luccas 13,10-17)

Lunes, 30 de Octubre 
Rm 8,12-17
Lc 13,10-17
Evangelio:
"Un sábado se puso Jesús a enseñar en una sinagoga. Había allí una mujer que estaba enferma desde hacía dieciocho años. Un espíritu maligno la había dejado encorvada, y no podía enderezarse para nada. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: “Mujer, ya estás libre de tu enfermedad”. Puso las manos sobre ella, y al momento la mujer se enderezó y comenzó a alabar a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, enojado porque Jesús la había sanado en sábado, dijo a la gente: “Hay seis días para trabajar: venid cualquiera de ellos a ser sanados, y no el sábado”.
El Señor le contestó: “Hipócritas, ¿no desata cualquiera de vosotros su buey o su asno en sábado, para llevarlo a beber? Pues a esta mujer, que es descendiente de Abraham y que Satanás tenía atada con esa enfermedad desde hace dieciocho años, ¿acaso no se la debía desatar aunque fuera en sábado?”. Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron avergonzados; pero toda la gente se alegraba viendo las grandes cosas que él hacía."
Palabras del Señor❤
Comentario:
Jesús puso las manos sobre la mujer encorvada y, al momento, se enderezó. No hay prácticamente ni un solo milagro de Jesús en cuyo relato no aparezca la mediación del poder sanador de sus manos. Más aún: Jesús invitó a sus discípulos a que fueran por el mundo bendiciendo, es decir, anunciando la Buena Noticia, curando a los enfermos y expulsando a los demonios, esto es, derrocando todo mal. Para ello les otorgó, precisamente, el poder de las manos, concediéndoles la potestad de transmitir su paz. Los enemigos de la verdad quedan avergonzados cuando se descubre la mentira en que viven. Esa vergüenza es el signo inequívoco de la presencia de una conciencia que aún está viva y es recta. Cierto que podemos hacer caso omiso a la conciencia hasta el punto de que sus protestas sean ya tan inaudibles que procedamos como si no existiera. Cultivada la conciencia moral, por el contrario, y para ello el camino es fundamentalmente el del cultivo de la conciencia de lo real, el fruto es, como dice este mismo evangelio, la alegría. El criterio para saber que nuestra conciencia está sana es si nos alegramos ante el bien y más todavía cuando la practicamos. Amen

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