Seguir a Cristo es una decisión de vida, un caminar siempre en la luz de su verdad, sin mirar el pasado, renunciando a gustos y placeres al que el mundo nos acostumbró. Seguir a Dios representa decisión, cambio de vida y una opción por lo que verdaderamente es bueno a sus ojos. Seguir a Dios es amar su creación, sus obras y a todos sus hijos, nuestros hermanos, sin distinción alguna. Seguir a Dios es vivir la vida acorde a sus enseñanzas, poniendo en práctica sus palabras, sin mirar atrás. Que su invitación al trabajo en su viña fortalezca nuestra fe, dándonos la luz clarificadora, que nos ayude a tomar la decisión mas correcta y valedera de la vida, el de vivir su Evangelio.
Feliz y bendecido día.
Del Evangelio. Lucas, 9, 57-62.
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